Dos días antes del gran día, una novia me pregunta;
- Guille, ¿puedes darme un consejo para mi boda?
- La boda perfecta no existe – le respondí.
En aquel momento tuve la impresión de que a la novia le pareció una respuesta evasiva, un lugar común al que acudir cuando no tienes una ruta perfectamente trazada en la mente, como vestirse con una camiseta blanca y unos pantalones vaqueros.
No obstante, dos días después, con la novia vestida de blanco y a punto de salir camino de la ceremonia, tuve la oportunidad de explicarme mejor y ella, en un momento de crisis, encontró un cierto refugio en mi consejo.
La misma situación de ocurrió de nuevo recientemente, es un patrón que se está repitiendo con el tiempo y que merece la pena comentar: muchas novias visualizan el día de su boda como una experiencia absolutamente idílica, sin grietas de ningún tipo, puesto que llevan trabajando en la organización correspondiente durante meses y, en muchos casos, soñando con ese día durante años. Además, han invertido un dineral en todo lo concebible: decoración, música, maquillaje, vestuario, catering, etc. Si sumas tanto trabajo + tanta ilusión + tanto dinero, la conclusión en la cabeza de una novia es que (más allá de la lluvia) NADA PUEDE SALIR MAL.
Así llegamos al momento de máxima tensión en un día de boda: la novia jura y perjura que está tranquila durante todo el día, hasta que se ve vestida de blanco. Está a punto de salir hacia la ceremonia, y todo el mundo está medio histérico: el padre, la madre, los hermanos, la abuela… El timing no se ha cumplido porque maquillaje / peluquería ha requerido más tiempo del esperado; la novia no podía vestirse porque su madre no estaba lista para ayudarla (todavía se estaba maquillando, o vistiendo); todo el mundo quiere marcharse cuanto antes; si estamos en Cataluña, el padrino ha llegado con el ramo y lleva 30 minutos esperando en la calle a la que le dejen entrar; en la sesión de fotos familiar abundan las sonrisas forzadas y nerviosas, entre gritos de los sobrinos y diferencias de criterios (nos ponemos allá, no, mejor en este otro sitio, baja el ramo, ahora con niños, ahora sin cuñadas,el chófer está en la puerta…).
La novia imaginaba que iba a disfrutar de ese momento del día como si fuera una experiencia casi mística, y resulta que la explosiva mezcla de nerviosismo y agenda se han llevado la magia por delante como un vendaval inesperado que entra por la ventana y te desordena los papeles del escritorio.
Así que la novia piensa: ¿esto es el día de mi boda? ¿Este estrés y caos alrededor? ¿Este es el primer gran momento del día y se vive de esta manera?
Sumemos, por cierto, que difícilmente habrá desayunado o comido, y de repente se ve a sí misma sin energía para afrontar el gran evento y, sobre todo, sin esa ilusión desbordante con la que uno se siente capaz de comerse el mundo entero por un día.
Es entonces cuando hablé con la novia: ¿recuerdas que te dije que las bodas perfectas no existen? Me refería a pequeñas cosas así. Creías que este momento sería el paraíso en la Tierra y no es perfecto. Está bien, no pasa nada. Hemos grabado unas 700 bodas y leo hemos visto muchas veces. Todo cambiará cuando llegues al altar y te encuentres con tu pareja. A partir de ese momento, estaréis juntos y podréis con todo. Es más, lo disfrutaréis como locos. Y ese, en realidad, es el camino de la vida que habéis escogido. Lo que estás viviendo ahora es una pequeña muestra del resto de tu vida. Lo que estás a punto de vivir hoy es, ojo con el spoiler: INCREÍBLE, EL MEJOR DÍA DE TU VIDA, BRUTAL, UNA PASADA A TODOS LOS NIVELES. Siempre es así. Lo hemos vivido en bodas religiosas y civiles, con 500 invitados o con 2, en la playa y en la montaña, con gente de todo el planeta.
Tu boda no va a ser perfecta, pero va a ser… lo dicho, increíble. No vas a tener palabras para definirlo. Lo que ahora te parece un problema gravísimo, en un rato te parecerá una anécdota irrisoria.
Nos hemos encontrado con situaciones similares al menos en 3 ocasiones solo en las últimas 4 bodas que hemos grabado. Tras una de ellas me llegó un whatsapp de la novia:
“El caso es que con tu discreción y con tus concisas palabras con el mensaje adecuado y en el momento adecuado, supiste darme la tranquilidad que yo en ese momento no era capaz de encontrar por mí misma. El resto solo es historia, la explosión de amor más bestia que he vivido jamás. “
Quizá este post sirva a futuras novias para prever situaciones similares y evitar pasar un mal rato innecesario. Todas las bodas, incluyendo todos esos momentos que no son exactamente como los imaginábamos, son perfectos si los miramos con la perspectiva adecuada.
Tú y yo, con nuestra gente.
No necesitamos nada más.