Cuanto más buceo en el mercado de los vídeos de boda, peor futuro veo para el sector. Pasan los años y la videografía de bodas, en general, se niega a hacer vídeos que reflejen lo que es una boda de verdad. Los posados lo acaparan todo, lo arruinan, convierten nuestro oficio en algo absolutamente predecible, cursi, insustancial. Por muy «gamberra» y «de tendencia» que sea la estética de dicho posado. Sencillamente, es muy pobre, por muy bien grabado y editado que esté.
Los videógrafos de boda no somos precisamente la élite del mundo audiovisual. Yo confieso que, tras 17 años dedicándome a esto, me sigue dando apuro decir que «hago vídeos de boda», porque nuestra fama de cutrez permanece incuestionada por los propios profesionales.
Por otro lado, la mayor parte de parejas parece estar encantada con ese resultado, prefiriendo esa colección de brillantes imágenes publicitarias que los cosifican, que les roban su verdadera identidad para convertirlos en el objeto de un vídeo de boda más, como todos los demás.
Me gustaría hacer una encuesta global, y preguntar a la pareja cuáles fueron los mejores momentos de su boda, los que recordarán siempre. Me gustaría saber qué puesto ocuparían los momentos de posado en ese ranking.
– ¿Quieres que tu boda sea como las demás?
– No.
– ¿Quieres que tu vídeo de boda sea como los demás?
– Sí.
Y me pregunto por qué.
Mi teoría es que hay una desproporción abismal entre lo que hace que una boda sea especial para alguien que se casa, y el vídeo que después obtiene de todo ello. No me explico cómo los profesionales, que tenemos una responsabilidad al respecto, no levantamos la voz.
Como un pez que se muerde de la cola, unos ofrecen lo que las parejas quieren, y las parejas quieren lo que los profesionales ofrecen. Claro que esa misma teoría explicaba las espectaculares audiencias de la telebasura hace un tiempo, hasta que las plataformas de streaming obligaron a replantear la oferta y la demanda de contenidos.
Yo me casé hace muchos años, y el vídeo de mi boda no refleja en absoluto el día que viví, ni la persona que soy. Alguien debería advertir a las parejas que, dentro de unos años, esos vídeos llenos de posados no reflejarán su boda ni su personalidad. Esos vídeos serán un reflejo de cómo se hacían los vídeos de boda en 2024,en lugar de ser un reflejo de la personalidad de la pareja y del día de su boda.
No me siento identificado en absoluto como un profesional que forme parte de esta corriente, como si fuera un extranjero en mi propio país, pero yo no soy el héroe de esta historia, trataré de apañármelas como he hecho hasta ahora. Los héroes de la historia deberían ser las parejas que se casan, y se las trata sin ninguna intención de entender quiénes son de verdad y qué están viviendo realmente el día de su boda.
Si yo no quisiera empatizar con ellos ni tratar de entenderles, ¿qué haría? Que posaran para la cámara, grabaría siempre lo mismo, lo editaría todo muy rápido con una música que tuviera mucho protagonismo y haría un vídeo muy corto.
Paradójicamente, los vídeos que convierten a las parejas en estrellas de Hollywood por un día, les están diciendo que solo son una pareja más.
Como quien pasa por el fotomatón para la foto del carnet: siéntate, sonríe, y que pase el siguiente.