«No quiero vídeo de mi boda»

 

«No quiero vídeo de mi boda«

Piensa lo que significa eso. Pasas meses, cuando no años, organizando tu boda. Vas a invertir una cantidad bestial de dinero en el vestido, traje, zapatos, el espacio, el catering, la música, las flores, la iluminación… Es un esfuerzo económico mayúsculo siempre, por lo que muy difícilmente vas a repetir algo parecido jamás en tu vida, es «once in a lifetime».

Por otro lado, y no menos importante, vas a tener por primera y seguramente única vez en tu vida a todos tus seres queridos allí por ti, tanto amigos como familiares, todos juntos. Solemos tener ocasiones para reunirnos con los amigos, sí, pero por grupos, y también ocasiones para reunirnos con los familiares, con los de una u otra parte de la familia. Pero juntar a todos ellos, a todos los grupos de amigos y partes de las dos familias, es decir, fusionar ambos mundos, y sumarlos a todos, es algo reamente muy extraordinario y que, desde luego, no sucede fácilmente.

Todas las personas a las que quieres, que te quieren, y que son importantes en tu vida, divirtiéndose juntas. ¿Acaso no te parece memorable?

Es más, si volviéramos a tener algún día la extraordinaria posibilidad de volver a reunir a familia y amigos en una misma fiesta, lo más probable (eso debemos tenerlo presente mal nos pese) es que ya no pudieran acudir las mismas personas, porque los años pasan, la vida sigue, y no siempre todos a los que queremos van a poder estar a nuestro lado, por mucho que sería nuestro deseo.

En tercer lugar, «last but not least», ese día te casas. No es un cumpleaños, que se celebra cada año. No es un copeo o una barbacoa con los amigos, que puedes hacer tantas veces como quieras. Te casas. Y eso, vamos a subrayar, no es algo menor en la vida de alguien. Ese día compartes con toda tu gente querida que sí, que amas a una persona y que tenéis un proyecto de vida en común. Ahí queda eso. ¡¡Como si fuera una decisión cualquiera!!… Ese día te casas, creas un hogar, o lo gritas a los cuatro vientos si ya lo habías comenzado a crear. Ese día dices al mundo «aquí estamos, somos nosotros dos y estamos juntos en esto. Nosotros somos nuestro hogar, queremos que todos los sepáis, porque estamos muy felices por ello. Es la decisión más trascendental de nuestra vida y queremos compartirla con todos vosotros, porque sois muy importantes para nosotros y queremos sentir todos juntos nuestra alegría».

Esto es una boda. En serio, es esto.

¿Quieres tener un video para revivir cómo lo vivisteis y cómo lo sentiste?

¿En serio cabe la pregunta?

Por supuesto que tendrás también fotos, claro, faltaría más, fundamental, pero recuerda que fotos y vídeo son dos lenguajes audiovisuales distintos… en el vídeo no sólo ves la imagen viva y la acción completa, sino que puedes atesorar para siempre el sonido: lo que se dijo, lo que dijiste, lo que te dijeron, lo que se oía, lo que se cantaba, lo que se sentía en el aire como ese sonido melódico de las olas que acompaña al mar. ¿No quieres retener eso para ti, para siempre? ¿En serio?

Es decir, resumiendo: sin ninguna duda tu boda va a ser un día brutal, irrepetible en todos los sentidos, el más feliz de tu vida (luego entran en la competición el día en que nacen tus hijos, claro…) ¿y de verdad no quieres vídeo para revivirlo y que, en cierta manera, puedas volver a él siempre?

Es muy incoherente, si lo piensas.

Hacemos vídeo de cosas infinitamente más insignificantes pero, en cambio, nos preguntamos si tener vídeo de uno de los días más irrepetibles e impresionantes que viviremos en nuestra vida.

Y no un vídeo cualquiera, que haga un primo o un vecino con el móvil… un vídeo bien hecho, profesional, igual que no dudamos que debemos contratar un cátering profesional para dar de comer a nuestros invitados o un modista profesional para que nos haga el vestido de novia. ¿Acaso alguien estaría dispuesto a dejar estas responsabilidades mayúsculas a un aficionado?

Entonces, ¿por qué la gente no quiere vídeo de boda profesional?

¿Por presupuesto? En realidad esa es una excusa que no tiene lógica, pues tienes muchas opciones entre las que escoger en el mercado, y cada profesional suele ofrecer varias opciones dentro de su propio servicio. Además, al final, si haces números, verás que lo que vas a invertir en vídeo va a ser un porcentaje muy pequeño respecto al global de los gastos de la boda. Un porcentaje, dicho sea de paso, que no guarda proporción con la importancia que tendrá, para ti, tener un vídeo de la boda. Sin duda.

Porque eso será super importante para ti el día de mañana, mucho más de lo que tal vez ahora crees.

 ¿Cuál es el problema, quizá?

Que no te sientes identificado con lo que consideras que son los vídeos de boda.

Con el concepto de «vídeo de boda» que tienes asentado en tu subconsciente, con los clichés que se asocian tradicionalmente ellos o con los que ves en las redes sociales. Como no estás habitualmente metido en este mundo (obvio, todas las parejas empiezan a informarse cuando tienen su boda a la vista), desconoces qué posibilidades hay, hoy en día, en el mercado.

Bueno, ahí es donde podemos ver qué otras opciones hay…

¿Las hay?

Sí, las hay.

Todas las parejas que conocemos que decidieron no tener vídeo de boda, luego se han arrepentido. Y, en eso, ya no hay vuelta atrás. No volverás a organizar la boda, así que si perdiste la oportunidad de hacer vídeo, el tren ya pasó para siempre.

 

¿En serio vas a dejar perder la oportunidad?