Priorizar las emociones en un vídeo de boda

¿Por qué es interesante, en un vídeo de boda, que no esté todo contado de manera estrictamente cronológica?
¿Cuál es el principal problema en una historia de boda, en el storytelling de una boda?
Que no hay conflicto.
En una novela, en una película, en una serie… hay unas incógnitas que se tienen que resolver y no sabes qué pasará. ¿Será el asesino? ¿Estarán compinchados?
En una boda ni si quiera dudas de si se van a decir sí o no: en el fondo, a nivel de conflicto, todo es muy previsible.
No sólo eso, sino que incluso cuando la pareja ve el vídeo de su boda, ya ha vivido ese día. Casi que no hay nada más previsible, en cuanto a relato audiovisual, que eso.
Si contamos, entonces, en resumen, todo de manera cronológica, todo es extremadamente previsible…. ¿Te imaginas que en una serie o en una película ya supieras todo lo que va a pasar, cómo va pasar, y cuándo va a pasar? ¿No sería mucho menos interesante verla? 
Pero ojo, ¿qué pasa? Que realmente una boda no es previsible para la pareja que se casa, para nada. En absoluto.
Si ese día yo me caso, no tengo la sensación de decir «bueno, nada nuevo en el horizonte, ya sé de qué va todo esto, ninguna expectativa emocionante…». 
No, para nada. Estás flipando, flipando de verdad, y estás con una emoción y una excitación brutal por saber qué es lo siguiente que vas a vivir y cómo vas a vivirlo.
Aunque ya tengas un timing hecho, incluso si tienes wedding planner y todo se lleva perfectamente a rajatabla, no sabes exactamente cómo vas a vivir este momento, en qué se va a traducir. Es decir, el día de tu boda estás flipando y estás con una excitación brutal.
¿Qué podemos hacer para que el vídeo también transmita eso, se ponga a ese nivel emocional?
Una manera es desordenar los contenidos (siempre con un criterio, luego os lo explicamos).
Así, tú estás viendo el vídeo de la boda y sientes que no tienes ni idea de qué va a pasar ahora, sabes que la cosa más o menos va a ir por ahí, pero no tienes ni idea de en qué se va a traducir. Porque así es como te sientes el día de la boda.
Insistimos, por mucho que sepas que en el timing está meticulosamente previsto que sucedan las cosas en un orden, no tienen ni idea de qué impacto va a tener eso en ti, cómo se va a materializar y cómo lo vivirás. 
Ergo, nuestra propuesta es: en vez de priorizar la cronología de una boda, priorizar las emociones. Y así lo ordenamos, en base a un criterio emocional, no cronológico.
Es decir, debe haber siempre un criterio para que el trabajo sea de buena calidad, es obvio. No se vale comenzar a repartir aleatoriamente, sin ton ni son (a lo «random», como dicen los adolescentes ahora) las imágenes de la boda. Eso es lo que haría un niño pequeño rompiendo una construcción de lego y mezclando todas las piezas a lo loco, sin ningún cuidado.
No va de eso, para nada. Se trata de crear otro orden distinto, de ser capaces de definir otras reglas del juego, de diseñar otro criterio diferente al cronológico que ordene y dé un sentido mejor a la historia que vamos a contar.
Cuando hablamos de «desordenar» cronológicamente mucha gente cree equivocadamente que es tan sencillo como comenzar a mezclar de cualquier manera imágenes, unas por aquí, otras por allá. Nada más lejos de lo que estamos intentando transmitir. Se trata de ser capaces de crear un orden que no se base en el timing del día, sino en las emociones que siente esa pareja a lo largo de ese día. 
Es por ello que en cada caso particular, en cada boda, será un orden personal y distinto. Único. 
¿Es mucho más trabajo editar así? Sin duda.
¿Es mejor para el resultado del vídeo editar así? También sin ninguna duda.