Que lloréis mucho
La boda de Helena & Albert nos deja muchas cosas para el recuerdo. Por encima de todo, nos deja su sensibilidad, naturalidad y cercanía. H&A tienen tal capacidad para emocionarse con la vida que se han convertido en todo un clásico para nosotros, rompiendo las barreras del tiempo, como ocurre con algunas fotografías, o como el blanco y negro, que percibimos como una manera de dejar solo lo esencial, incluyendo todos los espacios grises imprescindibles en nuestra existencia.
Todo un clásico, decíamos ayer, como esa frase final del hermano de la novia, que habla sobre la relación con su hermana al mismo tiempo que habla de la relación con su hija o con su abuelo, porque todo lo relevante en nuestras vidas se acaba mezclando de alguna manera, caótica en apariencia, pero siguiendo el patrón de un camino claro que marcamos con cada paso, como ocurre con los colores en la paleta de un pintor que se mezclan traviesos para terminar formando un solo cuadro.
Dentro de unos años, espero que muchos, ya no estaremos, ni ellos ni nosotros.
Quedarán los cuadros que dejemos todos nosotros.
Hasta entonces, que lloréis mucho.