¿Cómo hacer un buen “speech” de boda?

Cada vez son más las bodas que incorporan esta tradición originariamente anglosajona. Tal vez gracias a las bodas que hemos visto en las películas, o a la globalización de la sociedad, o a las “destination weddings” que llegan a España, o a todos estos elementos juntos, lo cierto es que es ya extraña la boda en la que nadie realiza un discurso o “speech” hablando de la pareja y agradeciendo a todos los invitados su asistencia.

Pero… ojo, no todos los “speeches” de boda son iguales, ni mucho menos, y si no queremos correr el riesgo de aburrir al personal, o de crear situaciones incómodas por haber metido la pata, os invitamos a que tengáis en cuenta nuestras recomendaciones. 

No sólo porque hemos “asistido” como videógrafos a un montonazo de bodas, sino porque usamos los “speeches” para construir el guión de la película, de manera que los escuchamos con suma atención, los diseccionamos, los analizamos y, por ende, nos hemos convertido en expertos en el tema.

¿Vas a hacer un discurso en una boda? ¿Alguien va a hacer un discurso en tu boda? No dejes de tener en cuenta estos tips:

1. ¿Cuánto debe durar? 

Entre dos y tres minutos es más que suficiente. Si queremos alargarnos un poquito más, estaría bien consultar si habrá otros discursos, y si la respuesta es un sí, tantear más o menos cuántos. No es lo mismo si hay dos discursos que si hay seis, por ejemplo.

Tened en cuenta que las bodas son eventos largos, así que no es momento de andarnos con rodeos ni decir frases vacías para alargar innecesariamente el discurso. Vayamos al grano, con gracia y estilo, pero no es correcto pedir a todos los invitados su atención para estar divagando… ¡mucho ojo con esto!

2.¿Qué temas están prohibidos? 

No todo vale para ser gracioso y arrancar la carcajada fácil. A veces, estamos tan obsesionados en ganar el premio al que más risas ha cosechado, que nos olvidamos de algo tan fundamental como es la EMPATÍA. 

¿Querríamos que alguien dijera algo así en nuestra boda? Si la respuesta es no, entonces no lo digamos nosotros en la boda de otros. Es más, si estamos de pie, micrófono en mano, para decir unas palabras en una boda, se da por descontado que tenemos una relación estrecha con la pareja, que les queremos y nos quieren, así que no lo bombardeemos diciendo cosas que les pueden doler en un momento tan especial.

El sentido común nos orienta bastante en este punto, así que el resumen de los temas inapropiados sería:

  • Exparejas o anteriores experiencias amorosas de los novios.
  • Defectos personales de los novios.
  • Problemas familiares o personales que puedan producir sufrimiento o malestar en los novios o algunos de los invitados.
  • Recuerdos del pasado o cosas que sólo nosotros sabemos y que dejan totalmente excluidos al resto de oyentes del discurso. Recordemos que no sólo se lo estamos diciendo a la pareja, sino que todos los invitados de la boda son nuestros oyentes. Si queremos decir unas palabras que sólo están pensadas para la pareja, entonces es mucho más apropiado escribirles una carta y entregársela en mano, o leerles el texto en un momento de privacidad.
  • Comentarios negativos sobre la propia boda que se está celebrando.
  • Ajustes de cuentas del pasado.
  • Comentarios descorteses sobre los familiares, amigos, u otros invitados a la boda.
  • Si haces un discurso de boda, ten siempre en cuenta que tú no eres el héroe. El discurso no debe hablar sobre ti, sino sobre ellos y para ellos, la pareja y sus invitados. Recuerda: No es tu día, es el suyo.

3.¿Es imprescindible ser gracioso? 

No es imprescindible, pero sí se agradece muchísimo. Siempre y cuándo, claro está, no sea a costa de decir cosas que puedan sentar mal, como hemos explicado en el punto anterior. El arte de ser gracioso y respetuoso es una confluencia mágica y un auténtico don.

De hecho, si conseguimos ser graciosos y emotivos al mismo tiempo, despertando risas y ternura, emoción y alegría, tenemos ya asegurada la medalla de oro en los “speeches” de boda.

4. ¿Es mejor aprendérselo o improvisar, que leerlo? 

Depende. Si vamos a ser capaces de decirlo con gracia de memoria o improvisando con naturalidad y soltura, y a no olvidarnos ninguno de los puntos esenciales que queríamos tratar, siempre es infinitamente mejor decirlo sin un papel de apoyo. No hay color.

Pero si nos vamos a bloquear por este motivo, vamos a construir las frases de manera dubitativa y divagando, y vamos a hablar temblorosamente o con dificultad para vocalizar, oye, entonces dejémonos de historias y leyamos sin problema. Se trata de que sea un momento bonito, y no una tortura para quien hace el discurso, ni un sufrimiento para todos los invitados que ven pasar un infierno al que está haciedo el “speech”. 

Queremos agasajar a la pareja y hacer pasar un rato agradable a sus invitados, no hundirles en la miseria con nuestro sufrimiento. Así que leamos sin complejos si creemos que esto es lo mejor.

5. ¿En qué momento de la boda es mejor hacer el «speech»?

Hay varios momentos muy apropiados. Principalmente, el banquete y la ceremonia. 

Si hay varios discursos, se pueden ir repartiendo entre plato y plato en el banquete, por no acumular demasiados en bloque y que sea todo más fluido y ligero. Así, con los propios discursos, también estamos facilitando temas de conversación a los comensales en las mesas, y se convierte en una forma de dinamizar toda la boda.

Además de amenizar la boda, los discursos son muy útiles para sumar emoción y profundidad en la ceremonia. Pero ojo, debemos tener muy claro en qué momento haremos el discurso, pues no es lo mismo escribir un discurso que se dirá o leerá en la ceremonia, que un discurso que haremos con las copas al final del banquete. No tiene nada que ver, y debemos adecuar nuestras palabras y temas a cada una de estas situaciones.

Si estamos organizando la boda, debemos explicar bien a las personas que harán un “speech” en qué momento de la boda está previsto que lo hagan, con tiempo suficiente para que puedan prepararlo. Es fundamental luego no hacer cambios de última hora en este sentido, pues de veras que no es intercambiable un discurso pensado para la ceremonia con un discurso pensado para las copas.

speech de boda

6. ¿Cuál es la estructura perfecta para un “speech de boda”?

En todo relato, la estructura base es Introducción, Nudo y Desenlace. ¿Cómo aplicamos esto a un discurso de boda?

  • La introducción: Debemos captar la atención de todos los invitados y ser merecedores de que dejen de conversar con el resto de comensales de su mesa para dedicarnos un rato a nosotros en un día tan especial.  

Para ello, seremos agradables y sorprendentes a partes iguales. Ese inicio debe dejar entrever que lo que viene a continuación no se lo pueden perder. Es ya totalmente ideal si conseguimos arrancarles una carcajada amable y prometedora: se lo pasarán bien escuchándonos, y van a oír cosas que les encantará escuchar. 

  • El nudo: Es nuestro momento, ya nos están escuchando y ahora tenemos margen para desarrollar esos temas que habíamos anotado de los que queríamos hablar. De manera ordenada, precisa y enlazándolos unos con otros. Amenizándolos con comentarios graciosos, con estilo y simpatía.

  • El desenlace: Ha llegado el momento de dejar huella, de que todo el mundo recuerde nuestro discurso. La manera más infalible es llegándoles al corazón. No es nada fácil, porque no se trata de decir palabras azucaradas y ya repetidas hasta el hastío que no son más que clichés, sino de abrir nuestra alma de par en par para entregársela a todos. Se trata de encontrar las palabras exactas y profundas que les decimos con sinceridad y desde el corazón, las palabras que nosotros necesitábamos decir y que todos ellos, aunque no lo supieran, necesitaban escuchar.

7. ¿Cuál debe ser el «objetivo» de nuestro discurso?

El objetivo del discurso es siempre sumar a la boda. Ser un elemento enriquecedor, que la haga mejor, más especial, más divertida, más emotiva y más inolvidable. 

En cierta manera, entonces, cuando hacemos un “speech” de boda estamos “al servicio” de la boda, pues nuestro objetivo claro es que la boda con nuestro discurso sea mucho mejor de lo que hubiera sido sin él. Pero no sólo para nosotros, sino principalmente para la pareja que se casa y para todos sus invitados. Es un regalo, un acto de amor, un maravilloso tesoro. No perdamos esta oportunidad dorada de dejar huella en sus corazones.