¿Una pareja en una boda es una marca?

Hoy queremos invitaros a una reflexión profunda. Encontramos vídeos de boda, hechos con talento, cuyo formato sería el adecuado para un spot publicitario o un vídeo corporativo de una marca «cañera».

Nos llama la atención y nos lleva a reflexión por dos aspectos: por lo mucho, muchísimo, que se pierde de información, emociones y autenticidad en ese camino y, sobre todo, por el resultado, consciente o inconsciente, de las parejas que escogen ese estilo en el que se están atribuyendo a sí mismos un rol como productos o marcas.

Si nos paramos a analizar un poco la situación con perspectiva, vemos enseguida que vivimos todos en una sociedad tan hiperexpuesta e hipercomercial, tan hipercondicionada por un mundo en el que parece que necesitemos que los demás crean que nuestra vida es como la del spot «Mediterráneamente» de Estrella Damm para sentirnos validados, con las redes sociales como estandarte de ello, que no sólo queremos despellejarnos de cualquier signo de identidad propia para disolvernos en la tendencia del momento, sino que además queremos que el formato que nos represente y nos exponga a las personas que nos importan, o a todas las redes, sea lo más mimético posible al que se usaría para presentar un nueva cerveza o una marca de ropa juvenil que pretende impactar en el mercado.

¿El objetivo de un vídeo de boda es impactar en el mercado? ¿Quién es el mercado? ¿Qué producto somos nosotros? ¿Para qué queremos sentirnos validados? ¿Ese es el objetivo del vídeo de tu boda? ¿Ese es el objetivo de tu boda? ¿Estás seguro de que quieres gestionarte a ti mismo (y a tu vida, porque tu boda es eso) como a un producto? Vamos a reflexionar y darle un par de vueltas, porque tal vez no nos hemos dado cuenta de hasta qué punto nos hemos subido a un barco y nos lleva la corriente.

Otro aspecto a reflexionar es que, a menudo, las parejas que deciden escoger este estilo son personas que se sienten muy rompedoras y que se identifican con posturas críticas al sistema. Estaría bien que nos preguntemos, si nosotros nos identificamos con un estilo alternativo, o incluso salvaje, si tal vez no hay nada más pro-sistema que adoptar uno mismo un rol de producto o marca comercial y mimetizarse con estos mecanismos a través del spot de tu boda. ¿Éste es realmente el resultado que buscamos?

Nosotros invitamos a una reflexión serena, en la que todos podamos pensar quiénes somos y qué queremos para nuestra vida, e invitamos también a valorar la importancia de lo que nos hace únicos e irrepetibles.

Invitamos, esto es, a considerarnos humanos (no productos) y a valorar esa humanidad y la belleza, la autenticidad y la verdad que hay en ella.

Valoremos lo inigualable que es nuestra vida. Y lo inigualable que es nuestra boda.